Debilidades
Sara Reinero
Sara Martínez Tuñón, con seudónimo Sara Reinero nacida el 27 de diciembre de 1999 (Gijón, Asturias, España). Su afán por la literatura le llevó en 2018 a la escritura de sus primeros poemas. Periódicamente fue difundiendo sus letras en las redes y adquiriendo nuevos conocimientos en talleres creativos y de poesía. Su ambición por compartir su primer poemario y el buen recibimiento en los medios le animó a publicar con la editorial Círculo Rojo.
DEBILIDADES
Sara Reinero
Un poemario donde priman la cohesión y coherencia de los sentidos, lleno de emoción, dedicatorias y decepciones; mostrando al mundo que el amor es un baile y un paso más que nos acerca, nos permite ser más humanos, y no por ello somos la presa débil.
Aprender a despertar y emprender el vuelo en días de tormenta, a ahondar más allá de una mirada, saborear sin morder, perdonar antes de odiar y valorar antes de huir.
Versos que hacen hincapié en el amor propio y en desechar los escombros, donde la fragilidad es un puzle y no es de débiles, sino natural, mostrar todas las debilidades.
Poemas
XXVI. CIEN PRIMAVERAS
{Una generación de birras, festejos y atardeceres.}
Por sostenerme cuando no me tendía en pie;
por iluminarme cuando todo estaba gris;
por nunca juzgarme cómo ni con quién;
por estar, ser y hacerme reír;
por salvarme cuando no podía respirar;
por rescatarme de mis miedos;
por cogerme cuando ya no había vuelta atrás;
por secar mis lágrimas a paño tendido;
por festejar guateques de ron en la bahía de Aldán;
por sentir la protección de vuestro abrigo;
por escuchar, dar y ser mi compás;
por crecer y compartir conmigo;
por quererme tanto que duele;
por brindar y mostrar un compromiso;
por ser desde siempre y antes de haber nacido
mi as de copas.
XXXIII. QUÉ POCAS HORAS QUEDAN
{Manecillas que son melodía para los oídos y, a veces, castigo.}
Qué pocas horas quedan
para que tu figura y la mía sean el bosquejo
donde cada piel encuentre su lugar
y se entrelacen como la yedra viste mis ideas
locas y absurdas que pretendo cometer en manifiesto
para que el mundo se entere de que nuestro cielo es puro,
como la huella que te concedo en cada ola,
y las siete vidas que he perdido
las llenas con suerte y racimo
de loto en tu piel y abrigo.
Eres ese ansiado corazón de verano
que alivia mi tristeza gritando adiós a lo banal,
como la sístole y diástole que desvía caminos contiguos
y colma de rosas a mi alma enamorada,
donde, en la orilla del mar, se escucha tu canto de sirena
con el viento de guerra y la vida en pausa,
tan en pausa
que las olas son la vorágine y el sin aliento de mi felicidad,
en las que en el reflejo de Narciso
estás tú.
XLIII. (C)AMELIA
{Oír su voz excitante, tocar su piel supera mi vulnerabilidad.}
Frenesí y excitación,
oxitocina y sed de ti,
mi gin y mi ron,
mi doña y mi roscón,
puesta por ti,
como fumando sativa,
mi Champions y mi Liga,
embriagada de amor,
de champagne o sidra,
pop o poesía,
en el teatro Sistina de fondo,
el hilo de Sabina,
rezando a mi Talía.
Sin importar si me excitas,
aullando o a escondidas,
tu voz me chirría y nuestras pieles arden,
y feroces envían feromonas y un desastre,
en cuyo baile
eres mi Margot,
única y con la que el éxito
a tu lado estaría asegurado,
y los cuervos me son espantados.
Gruñona o sonriente,
activa o más ausente,
mi tentadora favorita, limón con margarita.
Bastardo el que te perdió por dos centavos,
abierta en canal,
con refugio y sin temor a morir de tu flechazo.
Enamórame sin miedo siendo en tu vida
más que una verdad.
XLIX. AMOR KAMIKAZE
{Amores que matan.}
Te quiero,
te amo y admiro
desde antes de haberte conocido,
te río y suspiro por los ríos del Edén,
y entre pautas del Darío,
por ti mi cariño,
mas te huyo con martirio,
entre besos y ojos de suicidio,
¡ay, mi amor fugitivo!,
kamikaze y fugaz,
siendo en esta vida,
mi vida,
mi única debilidad.
XLV. LA SUERTE DE MI VIDA
{Personas que son vida, son luz.}
Vivir por ser tu latido,
el jazmín de mi destino,
sin dolores ni arrogancia,
mi ciega luz, sombra y luna.
Yo te amé toda la vida
aunque nunca lo haya dicho.
Pero al dicho «nunca es tarde»,
apuesto por lo divino,
conocí sin ti a trescientos,
y perdida en el Atlántico;
te veo y paras mi norte,
tú mi proa, a ti rendido.