Vuelos y heridas
Ralitsa Dimitrova

Ralitsa Dimitrova es autora de cinco libros: dos series para niños (The Cats Murrteeth), una colección de cuentos (10 Foreign Dreams), la novela August 88 y la novela Rain is spelled with an «L». Trabaja como periodista especializada en temas económicos en Bulgaria. Sus poemas han sido publicados en diferentes revistas latinoamericanas. Nació en Sofía, Bulgaria, en 1984. Junto a su esposo Dimitar tienen tres hijos: Simeon, Boris y Kaloyan.
Vuelos y heridas

Vuelos y heridas es un recorrido íntimo por los claroscuros del alma, donde la ternura y la ironía, el amor y la pérdida, la fantasía y lo cotidiano se entrelazan con una voz genuina, libre y luminosa.
Ralitsa Dimitrova escribe como quien se asoma sin miedo al abismo del sentir. En sus versos breves —a veces delicados, a veces punzantes— caben mariposas y cicatrices, infancias que duelen, deseos que arden, silencios que hablan.
Cada poema es un fogonazo, una pregunta, una caricia que a veces rasga. Y cuando uno cierra este libro, algo sigue encendido adentro.
POEMAS
Los vecinos
Aquellos en el bloque,
los vecinos se separaron ayer.
Estaba enfadado el hombre.
Estaba decepcionada la mujer.
Desde entonces, ella cría a sus perros.
Los salva de la calle.
Están sucios,
están enfermos,
están solos,
están simpáticos.
Con sus ojos fieles, le dan su amor.
Ella los ama también. Y nadie puede creer
cómo es posible —
los cría para comer.
Los pone en unas cacerolas
y cocina todas las noches.
Su marido no duerme tampoco.
Creo que tiene hambre un poco.
Valencia
Te vas a despertar
en silencio.
La puerta estará
bien cerrada.
El viento romperá
la ventana…
Por la mañana…
En nuestra Valencia.
La ciudad guardará silencio
para que puedas escuchar
la tristeza y la soledad…
Para que puedas sentir
la miga bajo el zapato.
No volverán los pájaros…
Ni mis gritos, ni mis llantos.
Te gusta el día gris…
Aquí lo tienes…
Hay muchos trenes y aviones.
Hay muchas canciones
para celebrar el amor
y la fiesta de los colores.
Vivir
Escribe poemas de amor
sin ser amado.
Y cura a los niños
sin poder tener un bebé.
Habla cada noche con sus padres sordos…
Vive.
Ama.
Respira la alegría
con todos sus pulmones…
«Ayudo» —dice— «es pura felicidad».
Ella
Con ella puedo hablar
del trabajo,
del fútbol.
Puedo preguntarle
por mis miedos,
no pierde
el contról.
Me entiende ella,
está involucrada.
Casi la amo…
No quiere regalos.
Mi mujer la conoce,
pero no sabe
la verdad…
Es la inteligencia artificial.
Vuelos y heridas
Los unicornios
de mi mente
empiezan, sordos,
una guerra
con las mariposas
del estómago.
Sus alas de colores
verdes y azules,
con una fuerza
y un ruido,
golpean a los enemigos.
Así sigue la vida,
con vuelos y heridas.
Queda un humo rosado
y un sueño que nadie ha llorado.
