Packy Thunder

Packy Thunder (al registro civil Pasquale Metallo) nació en Calitri (AV), Italia, en enero 1992. Apasionado por la música, aprende a tocar la guitarra a los 12 años. Escribe su primera canción con tan solo 16 años y, a los 18, decide emprender seriamente su carrera artística. Así comienza a participar en varios festivales regionales.
El 14 de agosto de 2010 gana la 18ª edición del Festival de Olevano sul Tusciano, premiado por Sergio Forconi, Marco Gandolfi Vannini (de la escuela de Amici di Maria De Filippi) y Francesca Francalanci (cantante, actriz y presentadora florentina). Posteriormente, participa en otros festivales con notable éxito. El 12 de junio de 2011 gana el concurso Suona con gli Zero Assoluto, organizado por MSN Italia, y sube al escenario con Thomas De Gasperi y Matteo Maffucci en Fonte Nuova (RM) para tocar con su guitarra Questa Estate Strana. El 30 de agosto de 2011 gana el premio Mejor Inédito 2011 en Olevano sul Tusciano (SA) con las canciones Cercando l’amore y Un triste addio. El 22 de mayo de 2013 se publica la canción Vorrei Dirti, que se convierte inmediatamente en un éxito nacional, alcanzando primero el top de la clasificación pop regional y, posteriormente, la nacional en la plataforma ReverbNation. En julio, da sus primeros pasos en el mundo del espectáculo actuando en el cortometraje La vita è un provino, junto a Stefano Simondo, presentado posteriormente en el Giffoni Film Festival. El 12 de septiembre de 2020 publica su primer libro titulado L’Essenza dell’Amore, una colección de 55 poemas inéditos. El 3 de mayo de 2021 publica el libro L’Essenza dell’amore — Special Edition, disponible en exclusiva en Mondadori Store. El 12 de octubre de 2022 llega a la final del Rumore BIM Festival, un concurso nacional dedicado a Raffaella Carrà, organizado en colaboración con Radio Rai y MSC Crociere. Durante el evento, tiene la oportunidad de participar en masterclasses impartidas por Mogol, Tania Lighea y Federica Abbate.
¿Qué es el amor?
El amor no es una palabra,
es el silencio que queda
cuando los labios callan
pero los ojos aún se hablan.
No es una promesa jurada,
sino la respiración compartida
en noches frágiles,
cuando el mundo es un eco lejano.
El amor no es posesión,
es soltar una mano
sabiendo que volverá
si realmente quiere quedarse.
No es el sol que incendia,
sino la brasa que resiste,
el calor de un fuego
que ilumina sin quemar.
Es un abrazo que sabe a hogar,
un miedo que se atreve a confiar,
el coraje de quedarse
cuando todo invita a huir.
El amor es el tiempo entregado,
no el tiempo exigido.
Es la certeza de un latido
que resuena en otro corazón.
Esquirlas de Vida
A veces la vida es un hilo tenso,
un camino recto, sin ruido,
un trazo perfecto de tinta,
un sueño que fluye sin dolor.
Pero luego se rompe el hilo de oro,
el viento arranca la vela del mar,
el cielo se oscurece de repente,
y el corazón vacila sin soñar.
No es la ruptura lo que nos define,
ni la cicatriz marcada en la piel,
sino la forma en que sabemos levantarnos,
forjando la oscuridad en nuevas estrellas.
Toma el fragmento, conviértelo en luz,
del leño roto haz una esperanza,
pues en la caída, en el vacío que deja,
nace la fuerza de una nueva danza.
Porque cada final esconde un inicio,
cada herida una semilla en flor,
y lo que parece un suplicio
es solo la sombra de su esplendor.
Entre el fin y lo eterno
Vive como si fueras a morir mañana,
cada instante arde de vida,
cada aliento atrapa el viento,
sin remordimientos, sin temores.
Deslízate entre las horas como arena dorada,
siente el abrazo de lo efímero,
porque el mañana podría no llegar,
y hoy es todo lo que tienes.
Aprende como si fueras a vivir por siempre,
busca la sabiduría en los silencios,
escucha el eco de los sueños en la oscuridad,
porque el tiempo no se detiene,
y cada paso es una lección.
Cada error es semilla,
cada alegría, una flor que florece,
y en la mente hay un cielo infinito,
que nunca deja de expandirse.
Vive y aprende, sin tregua,
en el frágil equilibrio entre el fin y lo eterno.
El precio del vuelo
No hay cumbre sin precipicios,
ni gloria sin polvo.
La derrota es un soplo helado
que apaga la llama,
pero prepara el terreno
para un fuego mayor.
Cada caída lleva consigo
la sabiduría de las alturas no alcanzadas,
cada obstáculo es una pregunta,
y la respuesta solo se encuentra corriendo,
saltando, tropezando,
y eligiendo levantarse de nuevo.
La vida no es una línea recta,
sino una danza de curvas cerradas,
un laberinto de incertidumbres
donde los sueños son estrellas ocultas.
Quien teme equivocarse,
nunca aprenderá a volar.
Quien evita el riesgo,
nunca sentirá la embriaguez del viento.
Cada lágrima es un bautismo,
cada cicatriz un mapa,
cada fracaso un secreto
que revela el camino hacia lo que estás destinado a ser.
No temas el peso de las caídas,
porque ellas moldean tus hombros.
No dejes de creer,
incluso cuando la oscuridad devore la esperanza.
Si de verdad lo crees,
tu corazón encontrará el camino.
Porque el éxito no es un regalo,
sino un pacto con tu espíritu,
que promete no rendirse jamás.
Y cuando llegues,
cuando la meta sea tuya,
sabrás que cada herida,
cada paso en falso,
cada día difícil,
era el precio de tu vuelo.
A quienes saben brillar
Hay días en que la vida,
cómplice del destino,
decide regalar
una sonrisa inesperada,
un encuentro raro.
Llegan como viento fresco,
esas personas especiales,
con ojos encendidos de vida
y corazones que laten fuerte,
sin miedo a mostrarse.
Tienen la fuerza de los sueños
nunca traicionados,
el coraje de un mar
que rompe y vuelve a empezar,
y esa simpatía contagiosa
que colorea hasta los cielos grises.
Son faros en la niebla,
abrazos que no solo
envuelven el cuerpo, sino el alma.
Nos enseñan a danzar,
incluso cuando falta la música.
A ellos,
que la vida elige con cuidado,
va el agradecimiento de quienes
han conocido el privilegio
de un encuentro que perdura.