Isabella Esposito

Isabella Esposito nació en Roma, Italia, en octubre 2001, ha cultivado la pasión por la escritura desde la infancia, tanto en prosa como en poesía. Actualmente estudia en la Facultad de Farmacia y Medicina de la Universidad La Sapienza. En 2019, después de la selección regional de Lazio en la que se clasificó primera, ganó el segundo premio al Premio Nacional Giacomo Leopardi, durante las celebraciones por el icentenario de la escritura del Infinito. Es miembro del Centro Cultural Giacomo Leopardi de Recanati.
Ha colaborado con varias realidades poéticas en Italia y en el extranjero, en los Estados Unidos y en Cuba, con Mark Lipman, David A. Romero, Linda Ravenswood y Matt Sedillo, director del Mexican Cultural Institute de Los Angeles, y con el poeta Pablo G. Lleonart, que ha traducido algunos textos para el Periódico Girón.
Dirige una serie de presentaciones de libros para el programa de radio Ready, en la libreria Mangiaparole de Roma. Escribe en la redacción de UnderMag, la revista de UnderPark Radio. Algunos de sus textos han sido publicados en blogs, sitios web y revistas. Ha participado en concursos también como jurado, programas de radio y festivales nacionales e internacionales. En 2023 publica el libro de debut «Aprender a vivir» para Homo Scrivens. «La voz de Eurídice» es su segundo libro de poesía, publicado por Progetto Cultura Edizioni, noviembre 2024.
Cinco poemas ineditos de Isabella Esposito
Lluvia
Siempre hay esta lluvia entre nosotros,
y las visiones se acumulan
una sobre la otra, entre los truenos
el aire es tan dulce como tu aliento
-y tú no conoces esta luz viva,
la lenta curación de las hojas
que pasan más allá de la muerte,
la belleza se multiplica
cuando digo tu nombre.
Bailo contra los besos de la noche
Bailo contra los besos de la noche
que derraman sobre mí tu calor,
tu cuerpo desnudo como una uva,
los horizontes invertidos de la luz,
bailo la fábula marina de nuestros días
que me mantiene a flote,
los jazmines brillan
y mi falda es un amplio abanico
que gira alrededor de tu amor,
bailo sin tiempo
en tu mirada, vértigo y arabesco,
en tu boca donde florece la luna.
El oro
No me dejes fuera
a las puertas de tus profundidades,
no tengo miedo de convertirme en agua
por tu sed, naranja por tu hambre,
ya ha cruzado el mar,
desnudo y ligero, el amanecer:
te quiero para buscar el oro subterráneo,
te quiero para renacer.
Más allá
El viento se agita en los prados,
el agua es oscura y los muertos hablan al invisible-
a mi cuerpo, creación, puedes clavar tu alma,
llámarme sibila y maga,
quema todas tus pobres palabras
y con los dientes muerde mis labios,
también el mar retrocede hacia olas más grandes,
más allá del umbral tal vez una nueva juventud espera
noches claras, calles blancas donde crecen las rosas:
no me basta esta mansedumbre, amor
algún día quiero ser recordada.
Verano
Te he visto sentada de espaldas
contra las puertas del verano, canción nueva
de cortinas sombreadas y ramas de limón
que ibas cantando como un estruendo de mar
anudado a tu tobillo descalzo
— te he visto retener las visiones
como un temblor en tu cuerpo de ámbar, y las mañanas festivas
para no dar la espalda a tu alma —
el invierno todavía te atormentaba, cansada,
y el recuerdo de él
hasta que un día, de repente, te convertiste
en playa desnuda, sol azul, agua azul
y en ese momento
el verano eras tú.